La muerte culpable
Todo esto sucedió en Sestri Levanti , una pequeña región ubicada en las costas meridionales del Golfo de Tiguillo .La
familia Sabatino vivía en una pequeña casa cerca de la costa. Gian Carlo era
pescador, por lo que no pasaba mucho tiempo con su familia. Él y la señora
Sabatino tenían dos hijos: Anabella, una inquieta y curiosa niña de diez años;
y Luca, de tres. Su madre trabajaba casi todo el día para mantenerlos, así que
Anabella debía cuidar a su hermanito la mayoría de las tardes, cosa que la
fastidiaba mucho ya que debía prestarle toda su atención.
Era una tarde muy lluviosa cuando
Anabella cometió una más de sus travesuras. Al llegar la madre, cansada de su
trabajo, encontró a su hijo menor llorando desconsoladamente en el piso, con la
mano llena de sangre y un cuchillo tirado junto a él. Luego de socorrerlo, y
muy furiosa, llegó Anabella.
Ella se había marchado luego del
colegio a la biblioteca, donde siempre recogía una obra diferente de Dante
Alighieri. En el momento que atraviesa la puerta de la casa, su madre pegó un
grito muy enojada. “¿Cómo vas a dejar a tu hermano solo?” le preguntó con un
alto grado de furia, “¿A vos te parece que con tres años se puede cuidar solo?, ¡mirá lo que hizo!”. Ana partió en
llanto y salió corriendo hacia el bosque con el libro que había tomado bajo su
brazo. Al verla desaparecer entre los árboles, su madre cerró la puerta de un
golpe.
Luego de correr varios minutos, con
su vista tapada por las lágrimas, se sentó debajo de un manzano al que siempre
acudía cuando estaba triste o necesitaba estar sola. Quiso seguir leyendo para
despejarse, pero la imagen de su madre gritándole y su hermano llorando no
salían de su cabeza. Sabía que había
estado mal, pero también, que ella no podía hacerse cargo de su hermano como si
fuera su madre, cosa que pasaba siempre.
Luego de pasar tres horas, empezó a
oscurecer y Anabella, negada a volver a su casa, comenzó a tener hambre. Miró
para arriba y vio en el árbol una enorme manzana, la única que había. Pero,
¿cómo la alcanzo? Pensó. Recordó que en el camino hacia el árbol había visto
una gran escalera de madera, medio podrida, que le podía servir. Entonces
regresó sobre sus pasos, la tomó y se dirigió hacia el árbol. La colocó contra
éste y empezó a subir. Pero cuando estaba por agarrar la manzana, la débil escalera
se partió y Anabella cayó de espaldas. Fue tan fuerte el impacto contra el
suelo que se partió el cráneo y murió en el acto. Esparciéndose así un enorme
charco de sangre oscura.
Su madre no se había preocupado, ya
que Anabella solía refugiarse allí cuando lo necesitaba. Pero cuando se
hicieron las ocho de la noche la fue a buscar al bosque. Cuando llegó al
manzano ya estaba muy oscuro y, al prender su linterna, lo primero que vio fue
el cadáver de su hija, junto al libro. Intentó hablarle, pero la niña estaba definitivamente
muerta. Volvió a su casa llorando desconsoladamente, con el corazón lleno de
dolor y angustia.
El señor Sabatino regreso de su largo
trabajo un mes después. Pero se encontró con una situación que no era la que
esperaba. Su esposa estaba colgada en la cocina, ahorcada por una soga. Le
había dejado una nota explicando el motivo de su suicidio: una fuerte depresión
por la muerte de su hija. Había dejado
al pequeño Luca en la casa de sus abuelos, quienes realmente cuidarían de él.
Alejo: planteás una idea sencilla y clara, bien hilvanada a medida que avanza; sin embargo, los hechos suceden y se resuelven con una linealidad y velocidad que los torna previsibles y no logran conmover. No resulta creíble que una niña de diez años lea a Dante.
ResponderEliminarEl discurso se torna un tanto explicativo y poco emotivo. Falta una elaboración más atenta de lo estético, del uso "extrañado" del lenguaje. Narrar no es decir qué sucede sino hacer que suceda y confiar en que el lector asuma el juego, las insinuaciones, los indicios.
Rever uso de puntuación, construcción de oraciones, vocabulario.
Nota: 6