lunes, 11 de mayo de 2015
Julia - Gómez Ares Bianca
Comenzó su nueva vida de pie, en medio de la fría oscuridad y del aire polvoriento. Pared contra pared. Un temblor sacudió el piso, y en un movimiento repentino, se encontró por debajo del agua. Las bestias marinas parecían ignorarla, pero ella las sentía. A pesar de su desesperación, comenzó a nadar. Perdió la noción del tiempo y de los metros recorridos, pero lo logró. Encontró los restos de un brco que se encontraba destrozado, apoyó sus pies sobre la plataforma y se despertó.
No había sido más que un sueño. Todo aparentaba encontrarse en las mismas condiciones de siempre pero sentía que algo había cambiado en ella.
Julia, una niña muy reservada, decidió no contarle nada a nadie, incluyendo a su madre, sobre lo vivido en aquel sueño.
Realizó todas sus tareas diarias con una mezcla de desgano y tristeza. Pero no por el trabajo en sí, sino que ese día de 1920, se cumplían dos años de la muerte de su padre.
Julia era su mayor perdición, además del mar y la lectura de la cual se inspiraba para contarle historias todas las noches. Hasta que un día, luego de una fuerte discusión con su madre por un motivo desconocido, comenzó a navegar mar adentro y nunca regresó.
Fuertes mareas, tormentas y bombardeos. Las noticias sobre aquella noche, no alentaban a Julia que esperaba impaciente a su regreso.
Nunca le brindaron detalles sobre lo ocurrido. Sólo sabía que dos personas habían perdido un marido, y un padre.
El dolor resultó ser breve para su madre que pronto un hombre encontró. Julia nunca lo aceptó.
Cuando terminó con sus tareas, se dirigió hacia su casa corriendo. Entusiasmada, se bañó y tomó un vestido que guardaba en una caja. Sus manos no dejaron de revolotear sobre él hasta que logró quitarle el polvo por completo. Cuando terminó de vestirse, se miró al espejo y sonrió. Se lo había obsequiado su padre antes de marchar.
Bajó y la imagen con la que se encontró la devastó. Todo se encontraba igual, como si nadie quisiera recordarlo. Salió corriendo hacia su habitación, y luego de un largo rato llorando se durmió.
La mañana siguiente, se despertó muy agotada. Y entre movimientos torpes, una caja del armario cayó. Ella la desconocía, lo cual le resultaba muy raro. Pero cuando la abrió, encontró una cantidad inmensa de caracoles de mar. Un recuerdo fugaz se desprendió en su mente, y recordó aquella tarde en la que los recolectó.
Tomó uno y lo apoyó sobre su oreja. Sintió una ola de confusión mezclada con pánico. Oía voces extrañas. Entrecerró los ojos e intentó concentrarse para escuchar mejor. Entre voces que se superponían, logró distinguir una que con mucha claridad le dijo “no me olvides”. Era su padre. Luego de aquella frase, abrió los ojos y se dió cuenta que estaban tocando a su puerta. Asustada, no descartaba la posibilidad de que fuera él, pero no. Su madre le exigía que por favor se vaya a realizar las tareas que le correspondían. Julia, logró salir de su estado de shock y escondió aquel caracol.
El día transcurrió más lento que nunca, y ella no conseguía concentrarse después de lo ocurrido. Al atardecer, cuando logró librarse del trabajo, estaba muy cansada. Decidió dormir para poder investigar más sobre el caracol por la mañana.
Se encontraba pared contra pared, y nuevamente en segundos, apareció por debajo del agua. Cuando se despertó, no le dio importancia a lo que ella creía que había sido un sueño. Pero al levantarse de la cama, cayó. Miró sus pies, pero ya no estaban. En lugar de ellas, había una especie de aletas muy similares a las de una sirena. No entendía lo que estaba ocurriendo. Y al mirar con más claridad la situación, se dió cuenta que toda su habitación se encontraba inundada. No se trataba solo de un sueño. En segundos, una especie de polvo dificultó su vista. Una figura borrosa, se encontraba antes sus ojos. Se fue aclarando de a poco, y cuando se convirtió en una imagen realmente nítida logró reconocer el rostro de su padre. Las palabras no lograban salir de su boca, así que el comenzó a hablar.
- He esperado dos años este momento – dijo. Y le contó lo ocurrido en su extraño viaje.
- Siempre quise volver, pero ellos no me dejaron. Cuando estaba apunto de morir, me encontraron y me convirtieron en esto, en un simple recuerdo de una gran derrota. No me quejo, siempre me gustó el mar, pero el no poder verte me mata.
Su padre, podía respirar y hablar bajo el agua con una capacidad inexplicable. Unos extraños hombres que llevaban puesto un uniforme, lo habían convertido en su esclavo y no podía marcharse. Pero, habían accedido a que Julia se quedara con él.
Ella reaccionó y la felicidad que sentía por estar con su padre era inmensa. Pero a pesar de no tener una buena relación con su madre, decidió que debía quedarse con ella. Entendió que su misión era ayudarla y perdonarla por tantos años de castigo, luego de tratarla como causante de la desaparición. Se dirigió hacia él con mucha firmeza, y le dijo que nunca lo olvidaría. Cerró los ojos, y al abrirlos se encontraba en su cuarto. Miró el caracol, y un bello retrato de su padre se encontraba en él.
Nunca entendió muy bien lo sucedido. Pero después de estos acontecimientos, logró recordar a su padre siempre con una sonrisa. Entendió que luchó por el honor de su país, en una batalla que no logró ganar. Y su mejor reconocimiento, era el haber quedado en la tierra donde él lo había dado todo. Julia, demostró su agradecimiento transmitiéndole el mismo amor que sentía por él a su madre.
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Bianca: Si bien un relato fantástico rompe la lógica de lo racional, construye una nueva que, sin explicación, da sentido a lo sobrenatural para que aparezca como natural. En tu relato no aparece esta nueva y necesaria lógica; por esto, no resulta verosímil como irrumpe lo irracional: la aparición de la caja, la metamorfosis de Julia (¿recupera sus piernas?); la aparición del padre esclavizado. Tampoco resulta creíble la felicidad de Julia, aun cuando se estén reencontrando, al enterarse del destino de su padre. ¿Por qué querría él condenarla a su misma suerte?
ResponderEliminarNo se entiende quiénes son ellos ni cuál es la batalla que el padre "no logró ganar". ¿Se va de viaje tras la discusión con su esposa o se va a la guerra?
El comienzo es muy bonito. Quizás si recortaras lo innecesario y trabajás la lógica fantástica, llegue a ser excelente.
Rever puntuación y construcción de párrafos.
Nota: 6