lunes, 18 de abril de 2016

"SER"- INI AMPARO

Un día, Amador, comenzó una historia. El hambre lo corrió de su pueblo natal, Vezdemarban, España. Vaya a saber como cruzó el Atlántico. En La Pampa se hizo boyero, a los catorce años. Y por supuesto, entendió a la perfección el lenguaje de los caballos. A los veinte, una carta le anuncia el final de su madre. Amador emprende su regreso a su pueblo; Julia parte para siempre y él se encuentra con Faustina, su primer amor. De esa fusión surge mi abuelo, Floreal, nombre anarquista. Amador regresa a Argentina en busca de nuevos horizontes. Luego de trabajar como peluquero y obrero logró conseguir dinero para traer a su familia de España. Por supuesto que vinieron en barco y de ese viaje siempre mi abuelo contaba una anécdota que me quedó muy grabada. Se le cayó una zapatilla al agua y lloró durante muchas horas.
Cuando mi abuelo Floreal, tenía 23 años fue a bailar tango a un lugar donde él frecuentaba habitualmente(club atlético independiente) y sacó a bailar a una mujer que llevaba timidez ya que era la primera vez que ella iba a bailar. Esta mujer  se llama Alicia, es mi abuela. La madre de ella es de Asturias, y el padre de Galicia, ambos españoles. Viajaron a Argentina por que en su país de origen pasaban hambre, y aquí nació Alicia. Luego de 4 años de novios me abuelos en el año 1962, tuvieron su primer hija, Claudia, mi mamá y en el 1966, mi tía, Graciela.
En el año 1996 mi papá Jaime de origen Judío principalmente tuvo un hijo con mi mamá, Santiago, mi hermano, y dos años después nací yo.
En el 2000 comenzó la crisis aquí,en Argentina y con ella los despidos. Mis padres quedaron desocupados. Una tarde, me despertaron de la siesta diciéndome que teníamos que ir al aeropuerto, estaba en la cama de mi abuela y a mi alrededor no había nada. Al rato estábamos en el aeropuerto y luego de varias horas en mi nueva casa de Navas del Rey, España. Viajamos con mis papás, mi hermano y Alicia y Floreal.

Iba a pre escolar allí y en esta etapa de mi vida comencé a saber quien era y de donde venía, cual era mi cultura, mis costumbres, mi dialecto, mi identidad. Yo era la "oveja negra" entre todos los españoles, la "sudaca". Este término se utiliza pare referirse despectivamente a los nacidos en latino américa o para algunos, "sudacalandia". Viví (sin saberlo con claridad) la discrminación, la marginación, fuí excluida y me llamaron la atención por muchas cosas absurdas, como compartir mis galletitas con mis compañeros. Solo tenía dos amigas; una que se llamaba María Soledad que tenía síndrome de Down que a mi entender " solo era más chiquita" y otra que era de Marruecos y no hablaba español.
 Estoy agradecida y me siento afortunada por como mi familia me guió y me acompañó frente a esa situación desentendida y extraña para mi. Rescaté cosas positivas de esa experiencia que duró dos años que pude descubrirlas no hace mucho a través de actitudes o formas de pensar. Puedo decir que de algún modo me "inmunicé" de diversas situaciones que suelen presentarse en la actualidad y que se vienen arrastrando desde que el español descubrió América y comenzaron a nacer muchas cuestiones sociales, que por supuesto, con el paso del tiempo se van modificando de acuerdo al contexto histórico que le corresponda y como lo va aplicando la población.
En mi caso no puedo hablar desde mi persona experiencias del mestizaje latinoamericano ya que las mezclas de mi familia son españoles y de parte de mi papá, de Siria y Egipto. Pero si puedo hablar por que viví en carne propia algunas de las características que componen al concepto de mestizaje, como lo son, el dialecto, la comida, las costumbres, la vestimenta, viví el "ser distinto" ,pero aprendí a SER, que es indispensable para persistir en cualquier sociedad, así como aprendieron mis antepasados..a resistir.

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