lunes, 18 de abril de 2016

Renacimiento - Martina Gornicki

Renacimiento

Mi vida tuvo dos etapas claramente distinguidas; la de pureza natural y la de cambio forzado, la de un humano y la de dos, la de la confianza y la del aprovechamiento. Fusión, mezcla, cambio. Fusión de mis genes con los tuyos. Mezcla de mi aspecto, mis creencias y principios con los tuyos. Cambio de mi cuerpo y mi mente, hecho por vos.
Entraste en mí, te recibí con falsas creencias de tu persona, adorándote,  en un principio, creyendo que eras algo extraordinario, como un dios. Llegaste a mí de casualidad, pensando que era otra.
Te adoré, me usaste. Te acogí, te aprovechaste. Te acepte, me obligaste al cambio. Te implantaste e impusiste, modificando desde lo más insignificante hasta lo que más arraigado tenía, sin importar lo que para mí significaba.
Tu manipulación fue mental pero también física. Cambiaste mi religión por la tuya, cambiaste mi cuerpo por cómo vos querías que sea, plantaste en mí cosas que yo no quería, atándome, pasando por arriba cualquier tipo de grito en negación hacia tus actos. Usaste a tu favor la adoración que te tenía.
Nos envolvimos en llamas, con furia, defendiendo cada uno lo suyo, derramando sangre. Yo derramando sangre, vos apuntándome, viendo como se desangraban mis raíces. Te gustaba, te llenaba, te sentías realizado, tal vez.
Ya resignada, sin fuerzas, vos seguías en pie, siguiendo con tu labor. Me sentía muerta, sin vida. Un día desperté, mis manos morenas estaban día a día más blancas, me sentía más alta. Mi cabello oscilaba entre un castaño claro y un rubio oscuro, aumentando también su cantidad. Con el paso de las semanas me sentía con un poco mas de energía, él me daba de comer. A veces me sentía rara, débil como nunca me había sentido,  y él me curaba. Nuestra relación había mejorado, compartíamos más ideas e ideales.
A veces pasaba las tardes frente al espejo, contemplando mis rasgos, encantada de ellos pero con cierta extrañeza, él me tocaba el pelo y me peinaba. En las mañanas me enseñaba a usar su arma. Apuntando y disparando pájaros en el aire fui ganando precisión y rapidez.
Hubo un día que volví a la casa de mi juventud. No fui para recordar sino para olvidar esa antigua parte de mí.

Fusión, mezcla y cambio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario