Renacimiento
Mi vida tuvo dos etapas claramente distinguidas; la de
pureza natural y la de cambio forzado, la de un humano y la de dos, la de la
confianza y la del aprovechamiento. Fusión, mezcla, cambio. Fusión de mis genes
con los tuyos. Mezcla de mi aspecto, mis creencias y principios con los tuyos. Cambio
de mi cuerpo y mi mente, hecho por vos.
Entraste en mí, te recibí con falsas creencias de tu
persona, adorándote, en un principio,
creyendo que eras algo extraordinario, como un dios. Llegaste a mí de
casualidad, pensando que era otra.
Te adoré, me usaste. Te acogí, te aprovechaste. Te acepte,
me obligaste al cambio. Te implantaste e impusiste, modificando desde lo más
insignificante hasta lo que más arraigado tenía, sin importar lo que para mí
significaba.
Tu manipulación fue mental pero también física. Cambiaste mi
religión por la tuya, cambiaste mi cuerpo por cómo vos querías que sea,
plantaste en mí cosas que yo no quería, atándome, pasando por arriba cualquier
tipo de grito en negación hacia tus actos. Usaste a tu favor la adoración que
te tenía.
Nos envolvimos en llamas, con furia, defendiendo cada uno lo
suyo, derramando sangre. Yo derramando sangre, vos apuntándome, viendo como se
desangraban mis raíces. Te gustaba, te llenaba, te sentías realizado, tal vez.
Ya resignada, sin fuerzas, vos seguías en pie, siguiendo con
tu labor. Me sentía muerta, sin vida. Un día desperté, mis manos morenas
estaban día a día más blancas, me sentía más alta. Mi cabello oscilaba entre un
castaño claro y un rubio oscuro, aumentando también su cantidad. Con el paso de
las semanas me sentía con un poco mas de energía, él me daba de comer. A veces
me sentía rara, débil como nunca me había sentido, y él me curaba. Nuestra relación había mejorado,
compartíamos más ideas e ideales.
A veces pasaba las tardes frente al espejo, contemplando mis
rasgos, encantada de ellos pero con cierta extrañeza, él me tocaba el pelo y me
peinaba. En las mañanas me enseñaba a usar su arma. Apuntando y disparando pájaros
en el aire fui ganando precisión y rapidez.
Hubo un día que volví a la casa de mi juventud. No fui para
recordar sino para olvidar esa antigua parte de mí.
Fusión, mezcla y cambio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario