El verdadero anhelo
La conciencia me está matando, los hechos de aquella noche retumban en mi cabeza como el parche de los tambores los días del ritual a nuestro Dios Ra.
La noche caía sobre Antinopolis, cada hombre cenaba junto a su familia tras un arduo día de caza. Yo volvía de mi largo viaje de comercio, divisé mi casa a unos metros y logré ver a un hombre saliendo de ella. Enfurecido, imaginando lo peor, corrí la distancia que me separaba de mi hogar y muerto de celos decidí poner fin a la vida de mi infiel amada. Cuando la nube de rabia se dispersó, me di cuenta de lo que había hecho, allí estaba, tendida en el suelo, con una mancha de sangre a su alrededor.
Hace dos días me encuentro, solo, perdido en el desierto, sin alimento ni otro recurso para sobrevivir. En busca de alguna migaja con la cual alimentarme revisé entre mis bolsillos y encontré esa semilla que horas después me proporcionaría mis añoranzas.
Divisé un puesto de jugosas frutas atendido por un señor muy particular, me acerqué para comerciar con los productos que ofrecía y luego de una larga conversación no pude convencerlo de que me diera más de un solo fruto porque decía que valían más de lo que yo creía. Al mismo tiempo me aclaró: “Si quieres solucionar tus problemas planta las semillas de esta fruta y se cumplirá lo que realmente deseas”. No le creí una palabra de su delirio por lo que sólo me comí la baya y guarde su carozo en mi pantalón.
Esta es mi última esperanza de que lo imposible suceda, hice un hoyo en la arena y la planté. Luego de lo que pareció una eternidad, creció un pequeño y colorido árbol. La baya me engañó, éste no era realmente mi deseo, me enfurecí y seguí mi camino hacia mi destino.
Luego de varios días llegué a una desconocida ciudad y reconocí en la entrada unas hojas verdes que me resultaban familiares. Recordé que eran las mismas que tenía aquel ejemplar que había plantado en el desierto. Me acerqué, y debajo se encontraba mi verdadero anhelo, esperándome con un bello vestido de seda y los brazos abiertos.
Desconcierta un poco el viaje por el desierto que hace este personaje ya que los hechos resultan forzados porque la lógica que los encadena es muy endeble.
ResponderEliminarMuy bien manejado el flashback pero no introducen indicios como, también, pedía la consigna.
Rever uso de tiempos verbales.
Nota: 8