Camino entre dos
mundos
Cada segundo es una eternidad, aquí el frio
quema mas allá de mi armadura. En este desierto de azufre no puedo sentir el
calor del sol, sino que el frio que este irradia lo siento llegar hasta mis
huesos. A lo lejos alcanzo a ver un hombre, viejo y encorvado, nunca vi su
rostro pero estoy seguro de quien es. En este momento estoy llegando al final
de mi viaje; es extraño, nunca en mi vida me sentí tan vacio por dentro.
Mientras camino hacia él, me aferro a lo único que me queda: el recuerdo de
cómo comenzó mi viaje.
Luego de las Guerras
Desérticas me gane el reconocimiento de Tupac-Dux, el líder del pueblo. Mi
gente me tenía mucho respeto y admiración, pero no recuerdo mucho de aquellas épocas.
Mi pueblo sufría
por una gran sequía, las reservas de agua eran escasas y la agonía atacaba a
tal punto que se perdía la noción y el recuerdo del tiempo que había pasado desde las últimas lluvias. La
desesperación corrompió a los más débiles, al punto de traicionar a los que más
amaron por sobrevivir. La muerte recorría las calles con la misma simpleza que
alguna vez lo hizo la vida.
Mi madre y mi
padre partieron de este mundo hace mucho tiempo, los dos en las Guerras Desérticas.
Ella, dirigiendo el grupo de soldados que protegían al cacique, no logró
salvarlo y las defensas cayeron. Y él, liderando un ataque a las bases
enemigas. Puedo llegar a recordar que
nuestra última charla fue sobre las tácticas de combate que usaríamos en
aquella batalla.
Si bien había una
falta de recursos, gracias a mi esfuerzo y el de mi esposa, manteníamos felizmente nuestra familia. Todo cambió cuando
llegaron los Ladrones de Aguas. Atacaron a mi hija, su madre logró defenderla,
pero las heridas de la pelea trajeron infecciones. Una semana después la
enterré, era la persona con la que pase mis recuerdos más felices y en la que
mas confiaba y no logré salvarla. Mi hija enfermo gravemente semanas más tarde
y los últimos rastros de esperanza empezaban a desvanecerse.
En ese momento recordé
una de las leyendas más antiguas y famosas de mi nación, La Fruta Somniatis.
Aquel que sea merecedor de este privilegio, demostrando su valentía, fortaleza
y pureza, la encontraría y al comerla se cumpliría su mayor deseo. Pero nadie ha
vivido para contar haberla comido.
En ese momento tan
desesperante este mito era mi última esperanza. Me daba pena dejar a mi último
ser amado, pero más tristeza me daba saber que sucedería si no emprendía mi
viaje. Tras una dura despedida, salí de mi pueblo en busca del fruto de los
sueños, me genera pena saber que lo único que le quedará a mi hija de mí, será un
recuerdo.
Estuve semanas y
semanas buscando este fruto bajo el agobiante sol que ahora anhelo y en el
interminable desierto. Mis provisiones se estaban acabando, podría haber vuelto
a reponerlas, pero eso era despedir la última gota de fe que me quedaba. Así
que seguí en mi búsqueda. Mi último almuerzo fue una semilla, estaba agonizando
y mi debilidad fue creciendo hasta
quedar inconsciente.
Desperté en este
lugar que nunca conocí. Me encuentro caminando con pasos largos, lentos y
pesados hacia el fin de mi camino: un viejo, cuyo rostro nunca vi pero
extrañamente conozco. Al llegar a su lado noto que me estaba esperando. Me mira
con una mirada fría y tranquila y comienza a hablar con una voz suave e
imponente.
-Si te encuentras aquí,
es porque lo tienes merecido. Nos encontramos en un lugar ubicado entre el
mundo de los muertos y el de los vivos. Y en este momento es cuando te toca
tomar una decisión.- Y saca una fruta del bolsillo de su túnica larga y vieja,
nunca vi un fruto así, pero estoy seguro de cuál es. –Esto es por lo que
viajaste y lo que buscaste hasta quedar inconsciente al borde de la muerte. Los
dos sabemos que es y cuál es tu mayor deseo…-. Hace una pausa.
Tengo la certeza de
que mi deseo más preciado es que mi hija tenga una vida sana y llena de alegrías.
Sigue –Tu hija está a solo días de fallecer, es posible
cumplir tu deseo, pero para otorgar una vida es necesario quitar otra. Si comes
el Somniatis tu sueño se cumplirá, tu viaje termina aquí y no volverás al mundo
de los vivos, en cambio, si no lo haces vivirás el resto de tu vida, pero estarás
en el mismo lugar en el que comenzaste este viaje.-
Aquí entendí, mi destino siempre fue morir ya que no estoy
asustado de la decisión que voy a tomar. Sin dudarlo agarro el fruto, lo miro
tranquilamente estando seguro de lo que voy a hacer y le doy un mordisco.
Es en este momento que miles de sensaciones y sentimientos
pasan por mi cuerpo, comienza un escalofrío de arriba a abajo por mi espalda que crece hasta convertirse en una sensación indescriptible que nunca
sentí. Todos los sucesos que no lograba recordar me pasan por la cabeza tan
claros como cuando los viví en un segundo. De apoco ese vacío que sentí al
llegar aquí se va llenando. Me siento más frío que nunca y mi cuerpo se
debilita cada vez más. Es extraño que mientras caigo al suelo por no poder
mantenerme de pie, me siento más fuerte que nunca. Es posible que sea el último
contacto con este mundo. Parto feliz y tranquilo, mi deseo más amado se llevara
a cabo.
La idea es interesante, con pasajes sensibles y muy bien escritos, que contrastan con otros trabados en la expresión ; sin embargo, no logran usar correctamente los recursos para romper el tiempo lineal y prácticamente no hay indicios. Rever estructura de algunas oraciones.
ResponderEliminarRepensar la cantidad de información que dan, pues parte de ella es redundante y extiende innecesariamente el relato del que se sabe muy pronto cómo termina. Así, no se involucra al lector.
Revisar ortografía.
Nota: 7