domingo, 1 de noviembre de 2015

Microrrelatos de Julieta Bonino

Que el amor sea una ensalada de frutas
Creía que se iba a enamorar cuando encuentre esa otra mitad de la que hablan. Hasta que llegó su pera.

Despertar
 Le habían recetado incontables antídotos. Mis labios fueron su salvación.
Sed
No quedaba más agua. Toda la población se encontraba desesperada ante esta situación. El calor sofocante del verano enardecía los cuerpos y  sudaban sin cesar. Hasta el punto de que el mismísimo Sol comenzó a transpirar. Caían gotas, y cada vez más gotas. Y así llegó la solución para todas las familias. A las 12 del mediodía se reunían en un punto céntrico y formaban una infinita fila. Todos llevaban en su mano un vaso. Uno a la vez alzaba su recipiente y recogía un par de gotas.  Y así toda la población volvió a hidratarse.

     Muerte
 Hallaron un cuerpo a orillas del mar. Y junto a él una nota que decía “ Bebí el veneno de su copa, y el miedo ya no formó parte de mi vida. Ella tampoco”


 Inversa
  La puerta de la cápsula se cerró. Me ajusté el cinturón de seguridad, coloqué el casco en mi cabeza y pulsé el botón rojo.
Luego de una gran explosión, la noción del tiempo se evaporó. Me dirigí hacia lo más profundo de mi historia. La puerta se abrió y allí me vi. De brazo en brazo me paseaban. Me oí chillar. Sentí el olor al vomitar. Me vi largando alguna que otra mueca frente a esas figuras gigantescas que aparecen haciendo monerías. 
   Cuando quise volver a la máquina, me di cuenta que ya no estaba. Y debí quedarme allá, y comencé a cumplir para atrás.
  
  Espectro
El reloj indicaba las diez de la noche .El museo había cerrado hace un par de horas. Pablo y Juan  forzaron la puerta principal y entraron. Se encontraban en la oscuridad, donde solo retumbaban sus voces. Uno de los cuadros se movió. Y uno de los jóvenes preguntó:
 - Crees en los espíritus? A lo que el otro respondió con un gesto de negación. Pues, yo sí le advirtió el primero y desapareció.

Secretas sirenas
   Simón siempre soñaba con sirenas. Sirenas susurrando suaves sonetos. Otra vez las soñó surfeando sobre siervas sardinas, o silbando sesenta sonidos sin suspirar. Uno de sus sueños preferidos; sirenas sembrando sonrisas en el fondo del océano.  
Decidió realizar una reflexión y sostuvo “si saben sobre sueños similares , siéntanse suertudos. Las sirenas simbolizan seducción” 



 Descansa en paz
  Ana besaba con delicadeza el féretro gris. Hablaba incansablemente. Juan Kelver la miraba . Nunca olvidaría por qué razón sucedió todo. Unos violines ,xilófones y yugos zumbaban.

 Caperucita en la ciudad
      En el barrio la conocían como “Caperucita roja” debido a su particular atuendo que llevaba todos los días. Era una niña de no más de 11 años que vivía con su familia en el centro de la ciudad. Un día, la madre la envió a casa de su abuela enferma para que le lleve unas tortas que había hecho. Le indicó que debía tomarse el colectivo de la línea 59  en la Avenida 9 de julio ,que se encontraba a cuatro cuadras de su casa. Caperucita tomó la tarjeta SUBE, su ipod, se colocó los auriculares y partió escuchando a Justin Bieber,su cantante favorito. 
 Cuando se bajó, sin darse cuenta ,tomó el rumbo equivocado. Su mamá le había dicho que tan solo debía caminar tres cuadras, y ya llevaba diez. Entonces abrió el gps de su ipod, pero no había WiFi. Un hombre que pasaba por allí,la notó desorientada y se acercó para preguntarle qué pasaba. La niña le explicó y él le indicó el camino que debía tomar.  Mientras caminaba, una tormenta eléctrica precipitó en la ciudad y un corte de luz dejó en completa oscuridad las calles. 
Caperucita dio cinco pasos y un pozo se la comió. 




Ángel
Tras zafar, allá la calma pudo hallar.
El alma alada vagaba y abrazaba a mamá para sanar las nanas . 
Papá con una máscara debió tapar todo el mal. Mamá!Papá! No agachen la mirada, acá estoy. Cada mañana admiren el alba y me acapararán.

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