martes, 19 de abril de 2016

"Porque soy quien soy?" Camila Da Silva

          
                          Desde el comienzo los verdaderos apellidos son inciertos, debido a que a la hora de ser anotados, al ser los idiomas polaco/Idich, se deformaban.
                                En 1917, un desertor del ejército llamado Alter Milewitz, arribo a Argentina para asentarse. Una vez allí, fundó una sastrería para luego recibir a su novia y futura esposa, Etka. A fines de la primera guerra mundial, en el año 1918, una parte de mí, se exilió de un pueblo llamado Wolkevitz en Polonia a causa de la devastación del territorio. La hija del rabino del pueblo, Etka Wolach, fue una de las primeras judías que llego a la Argentina.
                               Para ese entonces Etka tuvo que venir acompañada de su hermano ya que las mujeres blancas, que se encontraban solas en el puerto de Buenos Aires, eran llevadas a los prostíbulos.
                               Al llegar a nuestro actual territorio, Etka se casó con Alter. Lograron comprar una casa en el barrio de Caseros, donde tuvieron dos hijos, Salomón y Clara Milewitz.
                               Clara se casó con Samuel Rantz, de familia rusa que había escapado de la guerra. De esta unión nacieron Graciela y Ariel Rantz. Los Rantz, son creyentes en la religión judía, festejando así Pesaj, Rosha Hashaná, entre otras.
Graciela, mi mama, a la edad de los 27 años se casa con Carlos Da Silva, papa. Un hombre de  unos 38 años de edad, de apellido materno. Este fue criado por su madre y su tía gemela, nacidas en Brasil y provenientes de una familia de esclavos en África.
                               La familia Da Silva, conocida por el famoso cantante uruguayo Rubén Rada, quien fue hermano de crianza de Carlos, se destacaron por ser los primeros negros en traer el candombe a Buenos Aires. Se puede ver a los Da Silva en la portada del conocido “Disco en familia”. Mi familia paterna, son creyentes en la religión católica, así como también festejo navidad y pascuas.
                     Yo, Camila Da Silva, nací a las 18 horas del 6 de Octubre de 1997. Tengo 18 años de edad y vivo en Núñez, capital federal, con mi mama. Tengo el color de piel de papá y la carita de mama, según dicen los conocidos…
Vivimos gracias al mestizaje, sea malo o bueno, blanco o negro, indígena o español. Nuestras raíces son nuestras y orgullosa estoy de que así sean las mias
 






"Mestizaje" Luciano Nis

"Lo nuestro"
Me levanto a las 6 de la mañana y después de prepararme el desayuno prendo la tele y pongo el noticiero para ver el clima del día y alguna que otra noticia importante, lo primero que veo es el titulo "Protesta por desalojo a predios en La Salada" y al mismo tiempo entrevistaban a una mujer joven la cual exaltada decía con notable desprecio que las quejas de estos hombres eran infundadas ya que estos son bolivianos o peruanos los cuales vienen a nuestro país a vender droga y delinquir, no pagan impuestos, alimentan la inseguridad y la pobreza, etc. El desprecio era tal que la mujer parecía estar hablando de un animal, cómo los conquistadores veían a los nativos al llegar a nuestras tierras.

Otro día una noticia parecida hablaba sobre los movimientos de los manteros en calle Corrientes y como en muchas de las noticias se busco una opinión de la gente que paseaba por la zona, esta vez era un hombre adulto y opinaba que estos "africanitos" como le decía le roban el trabajo a los argentinos que pagan un alquiler, venden droga abajo de estos collarcitos, y crean mafias en nuestro país, a medida que hablaba el disgusto iba aumentando, terminó diciendo que si no les gusta que los repriman se hubieran quedado en su país. Quizá este hombre no pensó que este "africanito" cruzó miles y miles de kilómetros escapando de una guerra o una persecución ideológica, solamente buscando un sueño de una vida mejor como hace tantos años ya nuestros bisabuelos cruzaron el charco buscando exactamente lo mismo, motivo por el cuál hoy nosotros estamos acá.

Entre las cosas que perduraron de este mestizaje a través del tiempo está el odio, el odio a lo nuestro, el desprecio a nuestras propias raíces olvidando que lo "distinto" es lo que verdaderamente somos, Somos mezcla de razas, somos mezcla de ideologías, mezcla de continentes.

lunes, 18 de abril de 2016

"SER"- INI AMPARO

Un día, Amador, comenzó una historia. El hambre lo corrió de su pueblo natal, Vezdemarban, España. Vaya a saber como cruzó el Atlántico. En La Pampa se hizo boyero, a los catorce años. Y por supuesto, entendió a la perfección el lenguaje de los caballos. A los veinte, una carta le anuncia el final de su madre. Amador emprende su regreso a su pueblo; Julia parte para siempre y él se encuentra con Faustina, su primer amor. De esa fusión surge mi abuelo, Floreal, nombre anarquista. Amador regresa a Argentina en busca de nuevos horizontes. Luego de trabajar como peluquero y obrero logró conseguir dinero para traer a su familia de España. Por supuesto que vinieron en barco y de ese viaje siempre mi abuelo contaba una anécdota que me quedó muy grabada. Se le cayó una zapatilla al agua y lloró durante muchas horas.
Cuando mi abuelo Floreal, tenía 23 años fue a bailar tango a un lugar donde él frecuentaba habitualmente(club atlético independiente) y sacó a bailar a una mujer que llevaba timidez ya que era la primera vez que ella iba a bailar. Esta mujer  se llama Alicia, es mi abuela. La madre de ella es de Asturias, y el padre de Galicia, ambos españoles. Viajaron a Argentina por que en su país de origen pasaban hambre, y aquí nació Alicia. Luego de 4 años de novios me abuelos en el año 1962, tuvieron su primer hija, Claudia, mi mamá y en el 1966, mi tía, Graciela.
En el año 1996 mi papá Jaime de origen Judío principalmente tuvo un hijo con mi mamá, Santiago, mi hermano, y dos años después nací yo.
En el 2000 comenzó la crisis aquí,en Argentina y con ella los despidos. Mis padres quedaron desocupados. Una tarde, me despertaron de la siesta diciéndome que teníamos que ir al aeropuerto, estaba en la cama de mi abuela y a mi alrededor no había nada. Al rato estábamos en el aeropuerto y luego de varias horas en mi nueva casa de Navas del Rey, España. Viajamos con mis papás, mi hermano y Alicia y Floreal.

Iba a pre escolar allí y en esta etapa de mi vida comencé a saber quien era y de donde venía, cual era mi cultura, mis costumbres, mi dialecto, mi identidad. Yo era la "oveja negra" entre todos los españoles, la "sudaca". Este término se utiliza pare referirse despectivamente a los nacidos en latino américa o para algunos, "sudacalandia". Viví (sin saberlo con claridad) la discrminación, la marginación, fuí excluida y me llamaron la atención por muchas cosas absurdas, como compartir mis galletitas con mis compañeros. Solo tenía dos amigas; una que se llamaba María Soledad que tenía síndrome de Down que a mi entender " solo era más chiquita" y otra que era de Marruecos y no hablaba español.
 Estoy agradecida y me siento afortunada por como mi familia me guió y me acompañó frente a esa situación desentendida y extraña para mi. Rescaté cosas positivas de esa experiencia que duró dos años que pude descubrirlas no hace mucho a través de actitudes o formas de pensar. Puedo decir que de algún modo me "inmunicé" de diversas situaciones que suelen presentarse en la actualidad y que se vienen arrastrando desde que el español descubrió América y comenzaron a nacer muchas cuestiones sociales, que por supuesto, con el paso del tiempo se van modificando de acuerdo al contexto histórico que le corresponda y como lo va aplicando la población.
En mi caso no puedo hablar desde mi persona experiencias del mestizaje latinoamericano ya que las mezclas de mi familia son españoles y de parte de mi papá, de Siria y Egipto. Pero si puedo hablar por que viví en carne propia algunas de las características que componen al concepto de mestizaje, como lo son, el dialecto, la comida, las costumbres, la vestimenta, viví el "ser distinto" ,pero aprendí a SER, que es indispensable para persistir en cualquier sociedad, así como aprendieron mis antepasados..a resistir.

Renacimiento - Martina Gornicki

Renacimiento

Mi vida tuvo dos etapas claramente distinguidas; la de pureza natural y la de cambio forzado, la de un humano y la de dos, la de la confianza y la del aprovechamiento. Fusión, mezcla, cambio. Fusión de mis genes con los tuyos. Mezcla de mi aspecto, mis creencias y principios con los tuyos. Cambio de mi cuerpo y mi mente, hecho por vos.
Entraste en mí, te recibí con falsas creencias de tu persona, adorándote,  en un principio, creyendo que eras algo extraordinario, como un dios. Llegaste a mí de casualidad, pensando que era otra.
Te adoré, me usaste. Te acogí, te aprovechaste. Te acepte, me obligaste al cambio. Te implantaste e impusiste, modificando desde lo más insignificante hasta lo que más arraigado tenía, sin importar lo que para mí significaba.
Tu manipulación fue mental pero también física. Cambiaste mi religión por la tuya, cambiaste mi cuerpo por cómo vos querías que sea, plantaste en mí cosas que yo no quería, atándome, pasando por arriba cualquier tipo de grito en negación hacia tus actos. Usaste a tu favor la adoración que te tenía.
Nos envolvimos en llamas, con furia, defendiendo cada uno lo suyo, derramando sangre. Yo derramando sangre, vos apuntándome, viendo como se desangraban mis raíces. Te gustaba, te llenaba, te sentías realizado, tal vez.
Ya resignada, sin fuerzas, vos seguías en pie, siguiendo con tu labor. Me sentía muerta, sin vida. Un día desperté, mis manos morenas estaban día a día más blancas, me sentía más alta. Mi cabello oscilaba entre un castaño claro y un rubio oscuro, aumentando también su cantidad. Con el paso de las semanas me sentía con un poco mas de energía, él me daba de comer. A veces me sentía rara, débil como nunca me había sentido,  y él me curaba. Nuestra relación había mejorado, compartíamos más ideas e ideales.
A veces pasaba las tardes frente al espejo, contemplando mis rasgos, encantada de ellos pero con cierta extrañeza, él me tocaba el pelo y me peinaba. En las mañanas me enseñaba a usar su arma. Apuntando y disparando pájaros en el aire fui ganando precisión y rapidez.
Hubo un día que volví a la casa de mi juventud. No fui para recordar sino para olvidar esa antigua parte de mí.

Fusión, mezcla y cambio.

¿Quien soy? - Ramiro Preckel

¿Quién soy?

Los Preckel provienen de una muy antigua familia establecida allá por el siglo XVI en el nort-oeste de la actual Alemania, más precisamente, en la región  de la importante ciudad anseatica de Bremen. La mención más antigua encontrada de este apellido se remonta al año 1580.  

   Podría decirse que de este lado del Atlántico la historia comenzó con la llegada de mi ancestro a la Argentina. Gerardo Enrique Preckel, un joven alemán de 21 años de edad llego a nuestro país en un barco a vapor en Enero del año 1863, procedente del puerto de Hamburgo y luego de casi 40 días de navegación para probar suerte en la Argentina. Su primer asentamiento fue en el actual partido de Ayacucho. La razón de su largo viaje fue que tanto en Alemania como en toda Europa la subdivisión de la tierra ya transformada en verdaderos minifundios, no daban posibilidades de progreso a  campesinos jóvenes, y acá todavía no había alambrados que dividieran los campos.
 Una historia similar pero proveniente de España se repite en mi rama materna.
  Estas familias eran trabajadores rurales los cuales con el paso del tiempo fueron cambiando su cultura netamente europea por una mezcla con las propias de los habitantes de estas tierras. Téngase en cuenta que en el año 1863 todavía existían malones de indígenas que nuestros ancestros desconocían en sus tierras natales.
  Con el pasar de los años se formaron las familias en el pueblo. Muchos de los integrantes de estas familias buscaron completar sus estudios y trabajar en ciudades. Entre estos se encuentran a mis padres los cuales por la década del 80 fueron a estudiar a la ciudad de La Plata para más tarde radicarse en Buenos Aires. Aquí podría decirse que comienza mi historia..
  
Yo nací el 20 de Mayo de 1999 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Al haber nacido acá no adquirí la cultura pueblerina de mis ancestros. Mis características culturales se basan en el gran apoyo tecnológico y costumbres de la ciudad, viajo en colectivo, el celular forma parte de mi vida diaria en todo momento, uso las redes sociales de moda, me muevo con cuidado por las calles siempre pensando en la inseguridad.

Los primeros años de vida y hasta los trece o catorce años, toda la vida social se lleva a cabo en lugares cerrados como clubes, colegios, escuelas de arte, entre otras. A partir de estos años es donde nos desprendemos de la custodia directa de nuestros padres y salimos a la calle a vivir nuevas experiencias.


Respondiendo a mi pregunta, por todo esto y más podría decir, que soy un bicho de ciudad.

domingo, 17 de abril de 2016

Iara Morgenstein.

                                                                      ¿Quién soy yo?
Era el año 1925, un barco que había recorrido más de diez mil kilómetros en el océano Atlántico, llegaba al país. Provenía de Polonia y traía cien personas que profesaban la religión judía. Hombres, mujeres, niños judíos. Entre ellos, dos individuos que se amaban, Vaintraub y Morgenstein.
Paralelamente, atravesando la misma masa de agua, otra embarcación. Esta vez de origen español y con una fe distinta, la cristiana. Pero con un mismo camino, la Argentina. Dentro de este viajaban casi cincuenta seres, dos de los cuales eran matrimonio, Montes y Pailos.
Dos parejas de amantes con diferente procedencia pero igual destino, al arribar a la República cada una concedería un hijo. Benjamín Morgenstein, uno de ellos. José Pailos, el otro.
Benjamín creció aprendiendo las costumbres de su nación junto con las que le inculcaban sus padres: polaco, hebreo, la Torah, knishes, leicaj. Al alcanzar los veintiocho años, se casó con Beatriz Magat y, fruto de aquella relación, nació Marcelo Morgenstein.
Por su parte, José tuvo una historia similar pero con una desemejanza en cuanto a sus prácticas: Jesus, la Biblia, español, churros con chocolate. A los veintiséis años, se esposó con Nelly Marquez y tuvo una hija, Fabiana Pailos, quien al alcanzar la adolescencia conoció a Marcelo, se casó y parió una niña nombrada Iara.
Esa soy yo, esta es mi historia, mi identidad.
Me llamo Iara Morgenstein. Nací el veinte de marzo de 1999 en Buenos Aires por lo cual mi edad es de diecisiete años. Soy hija de una madre católica y un papá judío, soy la mezcla de ambas religiones, combino aspectos y características propias de cada una.
Físicamente, soy una chica de tez muy clara con nariz y orejas pequeñas, típicos rasgos asquenazis heredados de mi padre. Tengo el pelo largo y marrón y ojos del tiempo pardos al igual que mi mamá.
En cuanto a mi personalidad, soy tacaña, exigente, estudiosa y algo antipática, por estas propiedades todos dicen que parezco judía ya que los hombres y mujeres que siguen esta ideología suelen ser así.
No poseo una doctrina definida, ya que al ser retoña de dos sujetos con diferentes creencias, no escojo una en particular por respeto a ambas. Sin embargo, creo en Dios y tengo costumbres de las dos. Celebro Navidad, Año Nuevo, Rosh Hashaná y Pesaj; me gusta comer huevos de chocolate en Pascuas y me fascina el Matzá así como los vareniques y el guefilte fish; acompaño a la iglesia a mi abuela materna y al templo a la paterna; recibo y doy regalos el veinticinco de diciembre y sigo con el ayuno a mi papá en Iom Kipur.
Esa soy, el mestizaje de dos credos opuestos que me hacen ser la persona que soy.


sábado, 16 de abril de 2016

Identidad mestiza - Antonella Morales

¿Quiénes somos?.¿Cómo llegamos a ser quiénes somos?.
  Éstas dos preguntas son las que con frecuencia escuchamos de quiénes estudian el proceso del mestizaje cultural.Si nos detenemos a mirar los detalles de nuestra ciudad, seguramente podemos encontrar rasgos del pasado que la hacen diferente a las demás, por ejemplo, el plano de la ciudad, los nombres de los lugares y sus historias, costumbres, entre otras cosas.
 La identidad de los latinoamericanos está fuertemente influenciada por los europeos desde hace mucho tiempo, para ser más exactos, ésta influencia comenzó con la conquista, donde los últimos no sólo robaron recursos de sus tierras sino que no les permitieron que su cultura crezca junto con la suya, no les interesó conocer su mundo.A pesar de esto, nosotros ansiamos conocer su cultura, costumbres , viajar a sus tierras y recorrer los famosos lugares que aparecen en las películas, y posiblemente, no tengamos la misma curiosidad por conocer la nuestra. 
  Podemos decir entonces que el mestizaje cultural es el eje para construir una identidad, por ende, establezco que somos el resultado de la mezcla entre América Latina y Europa, pero...¿Les damos el mismo valor o una es la favorita?. ¿Por qué encontramos tan interesante la cultura de otros países y no apreciamos la nuestra?.
  En la actualidad, muchos chicos al iniciar el ciclo escolar son enviados a colegios bilingües donde por la tarde les enseñan el idioma inglés, aquí encontramos que le damos importancia el conocer su lengua ya que en nuestro país aprenderla significa que en el futuro haya más salida laboral..¿Ocurrirá que alguien  en Estados Unidos quiera aprender a hablar español y sea un factor importante a la hora de buscar empleo?.
 Nuestra identidad es el encuentro de dos culturas que están bien diferenciadas, contra puestas entre sí pero que en un individuo podemos decir que es "cultura mestiza", por ejemplo, un hijo entre indígena y europeo, éste adoptará las costumbres de ambos lugares pero predominará la del lugar donde ha nacido, aunque no siempre fue así,  en la obra de teatro "Todos los gatos son pardos", el padre europeo no aceptó a su hijo nacido de la indígena, mientras que, su hijo  anhelaba ser aceptado por él y aprender su cultura, pero despreciaba a su madre quién lo trajo al mundo. Aquí es cuando lo relaciono con el presente, ya que como mencioné antes, ansiamos por conocer culturas ajenas pero no valoramos tanto la nuestra.