viernes, 15 de mayo de 2015

"Pablo" - Luciano Nis




                                                                           PABLO.
Pablo tiene 42 años mide 1 metro 80cm, es de piel blanca muy pálida, de contextura flaca y con cierto aspecto de dejadez en su barba y cabello.

 Pablo vive solo y es soltero, nunca fue bueno con las mujeres, le costaba relacionarse con ellas, aun que alguna vez estuvo casado con una mujer la cual él amó con su vida, su relación era cada vez más conflictiva hasta que su mujer lo dejó por otro hombre, él  no quiere estar con otras mujeres, ellas no lo entienden. Pablo no tiene hijos, desde pequeño siempre soñó tener una gran casa con sus 4 hijos viviendo en ella, él quedó estéril hace algunos años y por más que intentó llevar a cabo muchos tratamientos ninguno tuvo resultados.

El papá de Pablo falleció de cirrosis cuando él tenía 15 años, él nunca pudo superar la vida de un hombre trabajador de barrio bajo por lo que tomó la adicción a la bebida como escape de su cotidiana realidad sacando su lado más inhumano llegando a golpear a su hijo y a su esposa, involucrado en el juego y apuestas ilegales al fallecer dejó a su familia en bancarrota. Tras su muerte nadie lloró.

La mamá de Pablo era una mujer trabajadora y golpeada por la vida, siempre fue amorosa con su único hijo y lo apoyó en todas sus decisiones. Después de la muerte de su esposo no tuvo otra opción que tener varios trabajos para mantener su casa y su familia llegando incluso a la prostitución sin que su hijo lo supiera, después de años de trabajo falleció de una fuerte neumonía cuando Pablo tenía 20 años

Pablo trabaja desde las 8 AM hasta las 2PM en una carnicería cerca de su casa, su relación con su jefe no es buena debido a que siempre llega tarde o simplemente decide no ir, la monotonía desquicia a Pablo y lo hace sentir encerrado,  a él no le gusta su trabajo. A Pablo le hubiera gustado cumplir su sueño y ser profesional, pero dejó la carrera de abogacía luego de dos años de estudio por la depresión que le llevó el fallecimiento de su madre, nunca pudo superar el haber quedado solo.

Pablo siente que solo tiene una amiga de verdad, la cual siempre le fue incondicional, la conoció a los 21 años por un amigo, y desde entonces su amor por ella ya era una obsesión, trabajaba solo para poder mantenerla con él. Ella lo hizo perder muchos amigos convirtiendo personas a las que él amó en casi desconocidos, pero no le importaba, era la única que podía tranquilizarlo en sus momentos de locura y acompañarlo en sus noches más tristes.

Es Sábado y son las 01:30AM, la lluvia suena fuerte acompañada de varios truenos en una de las noches más frías del año, Pablo está sentado en el sillón de la sala con la mirada perdida, el dolor de sus brazos no está ni cerca del dolor que le dejó los golpes de la vida, sobre la mesa hay varias jeringas, un encendedor y un vaso de whisky casi vacío, en su mano temblorosa sostiene una vieja Magnum cargada con dos balas, Pablo sabe que solo después del estruendo hallará la paz.

''La casualidad'' Matías Carballo











Me llamo Brad, en realidad así me dicen en la escuela vivó en New York solo. Lo que pasó en mi vida es algo muy peculiar, lo termine de superar con mucha dificultad, ayuda de amigos y otros familiares pero nunca pude borrarlo de mi memoria.
 Mi madre era la persona a la que más quería, siempre asistíamos la familia completa al zoológico e insistía en mirar al león, tomábamos helado juntos y volvíamos caminando muy lentamente por una avenida muy tranquila. Mi padre siempre fue muy distanciado, no demostraba sus sentimientos a nadie,y tampoco le gustaban las obras de afecto aunque él insistía en llevarme a donde estaban los ciervos, quizá porque se siente cómodo allí.
No se por que sucedió, quizá fue porque mi padre no era participativo con la familia,  quizá tenia una amante y mi madre se enteró, lo mas seguro es que el empezó a atacar y ella reaccionó otra opción era que  tal vez malgastaba el dinero ganado por mi madre. Ella trabajaba de enfermera en un hospital cristiano, no se ganaba mucho. Pero en fin ella no dudo en asesinarlo, lo hizo mientras yo volvía de mis clases de natación o quien sabe. Más bien, me entere cuando volví de aquella clase. Lo último que le dije a mi padre fue ''no me esperes en casa'' , habíamos peleado una noche antes, mi madre es otra historia, la enviaron a un centro psiquiátrico y además asistía a clases de recuperación mental, yo iba a visitarla en esa casa con aspecto abandonado, muy vieja, las puertas y ventanas rechinan y el portero es un viejo decrépito, le llevaba un helado de chocolate pero con una nueva medicina ya no podía  comerlo.
Después de mucho pensar, una noche decidido de saber lo que había pasado, para mi frustración, ella no dijo nada. Pienso que esa pregunta pudo haberla alterado, recordar todo lo que pasó de golpe no era bueno, en fin ella se suicidó.
En ese entonces tenía 21 años no necesitaba de un tutor así que me mude a un departamento, del que luego viviría allí la mayor parte de mi vida. De mi departamento que era alquilado hasta el zoológico que me trae varios recuerdos de mi infancia y adolescencia solo lo separaba un puente, pasaba por allí todo los días y lograba ver a esos animales de muy lejos.
En invierno solía haber tanto frío que los aires acondicionados no funcionan bien, en el zoológico hubo el mayor problema porque se los necesitaban para climatizar los hábitats de algunos animales. Como yo me había enterado el que debía arreglar aquel problema se olvidó de cerrar la puerta, grave error, los animales intentaron escapar pero los únicos que lo lograron fueron el ciervo y el león. Que casualidad, lo único que me trae recuerdos además a mis padres también deben irse.
Volví a casa, debía cruzar aquel puente, el cual debido a un cambio climático estaba cubierto de niebla, era tarde tenía que cruzarlo de todas formas. El espacio era muy tenebroso. Había visto tantas películas de terror que no faltaba ese pensamiento en mi cabeza de que algo muy malo iba a suceder.
A lo lejos vi una silueta ahogándose  del lado del puente, como cualquier otra persona salte al rio al rescate, por suerte sabia nadar muy bien. Había muchas olas ese día, tarde más de lo esperado en llegar a donde estaba, mientras iba acercándome dude que fuera una persona.
Era el león que escapó del zoológico, cualquier otro no lo habría ayudado, pero ese animal me recordaba a mi madre y entonces lo intenté salvar. Creo que no fue difícil lo único que lo impedía eran sus afiladas garras clavándose de vez en cuando en mi brazo. Tuve la duda de que pasaría cuando lo salvase, si me devoraría o que, en cambio  surgió algo dentro de él que se lo impidió. Ya tenía mucha suerte encontrar, salvar a un león y que luego saliera con vida, quise llevarlo de vuelta al zoológico, pero se me escapó, eran la 2:00 am aproximadamente, no quise buscarlo.
Al día siguiente sucedió algo más extraño pero que yo podía presentir, llegue a mi casa luego de un largo día lleno de imprevistos, encendí el canal de noticias y el reportero decía que ya encontraron al león y al ciervo, ambos muertos. El ciervo liquidado por el león, y luego este por motivos desconocidos. Para ellos era muy extraño, pero yo con la experiencia pasada no tarde en asociar cada animal con mis padres.

"Amor real" Julieta Bonino




Era un día otoñal. El pueblo de Ringberg se veía envuelto en el cálido abrazo de los rayos del sol, y el aire tibio circulaba con total libertad. En el centro de la aldea se encontraba la plaza principal, donde abundaban árboles desnudos y  adoquines vestidos de hojas de diferentes tamaños y colores. En frente a la plaza estaba el palacio real, donde vivía el Rey Aristides con su familia.

El calendario marcaba 9 de mayo de 1935 , uno de los días más importantes para los habitantes de la campiña de Ringberg. Se iba a realizar la ceremonia en la cual la princesa Mia tenía que elegir a la persona con la que se casaría para poder acceder al trono.     A Mia no le gustaba la idea de escoger a alguien por obligación, de que el amor sea forzado, quería que el hombre que vaya a estar a su lado sea un amor verdadero, que le haga sentir el revoloteo de mariposas en la panza.  Eso ya lo había encontrado en otra persona, una persona que no podía presentarse  esa noche.  Él se llamaba Gaspar y lo había conocido en uno de esos eventos cortesanos. Era el bufón de la fiesta, se dedicaba a  entretener a las personas con chistes y bromas. Durante toda la noche estuvieron intercambiando miradas.  Hasta que en un momento él se acercó sigilosamente y le entregó un papel donde estaba escrita una dirección.  Al día siguiente, Mia  decidió ir a averiguar de qué se trataba. Cuando llegó al lugar se encontró con  una humilde casa, construida con madera. Llamó a la puerta y era Gaspar quien se encontraba del otro lado.  La hizo pasar ,y en torno al aroma del café, entornaron una conversación. A partir de ese día no dejaron de verse, pero debía ser un amor en secreto, a escondidas.
Era una jornada que se suponía que tenía que ser ansiada por la princesa, pero era todo lo contrario.  A horas de la ceremonia, Mia y Gaspar se encontraron en una pequeña plaza en la que se juntaban siempre, donde no corrían riesgo de ser vistos. Él estaba sentado en una hamaca, vestido con su atuendo característico verde y rojo. Tan solo se pudieron ver media hora, ella le juro amor eterno aunque no sea la persona que iba a escoger esa misma noche y él le juro estar siempre para lo que ella necesite.
  Las campanadas indicaban las ocho  de la noche, había llegado la hora de la ceremonia.  Mia vestía un hermoso vestido largo color champagne con mangas largas de encaje. Su cuello estaba rodeado por un collar de perlas tan blancas como sus dientes .El palacio se veía alucinante . El salón principal estaba decorado con unas arañas de oro colgando del techo y unas largas mesas cubiertas por manteles de seda. Las paredes estaban cubiertas de múltiples paños de espejos, produciendo un ambiente claro.  De una majestuosa escalera hecha de mármol de Carrara  la princesa descendió al salón.   Se encontraban unos veinte caballeros, entre ellos, rubios, morochos, altos, petisos, delgados, robustos. Había estado pensando durante mucho tiempo cómo iba a elegir al hombre indicado, y recordando a su amado bufón, una idea invadió su mente. Todos  debieron someterse a una prueba; el que más la haga reír iba a ser el elegido.  Primero pasó un rubio, quien hizo un chiste un tanto desafortunado, el cual produjo un enorme rechazo, luego un morocho, que ante tanta gente se avergonzó y no pudo decir ni una sola palabra.  Y  así continuaron pasando los otros aspirantes ,hasta que dio un paso al frente uno de los últimos candidatos. Cuando comenzó a hablar y a narrar una historia descabellada, la voz le sonó conocida. Se dio cuenta de que aquel hombre de piel pálida y nariz afilada era Gaspar. No lo había reconocido antes porque estaba sin ese traje de bufón que siempre llevaba puesto. Inmediatamente su corazón se encendió y dio por finalizada la ceremonia anunciando que ese era el elegido.
  Solo quedaron ellos dos en la sala, frente a frente, rodeados de un incómodo silencio. Sintió que debía dar explicaciones y comenzó a contar su historia. Él era el bisnieto del rey de Portwich , por lo que no era necesario que tenga un trabajo gracias a su buena posición económica .Pero desde chico le fascinaban los bufones entonces comenzó a trabajar de eso solo por placer. Le explicó que había preferido no contarle la verdad desde un principio porque quería que lo amase solo por su manera ser y no por pertenecer también a la realeza. A demás le aclaró que su casa verdadera no era aquella precaria que había conocido. En medio del relato lo interrumpió: -“ Y qué fue lo que paso para que decidieras presentarte en el palacio ?” a lo que él respondió “ Cuando te fuiste de la plaza, una fuerte angustia se apoderó de mí, y sabía que jamás iba a perdonarme el dejarte ir, que sea otro el que se levante cada mañana a tu lado ,pero por sobre todo, que yo no sea la persona que te haga reír día a día ”   Una lágrima se deslizó por sus mejillas y se hundieron en un profundo e interminable abrazo. Su amor real era para toda la vida.

Tras lo que no se puede ver - Camila Da Silva


Tras lo que no se puede ver
¿Qué hora es?- Preguntó en voz alta la muchacha.  Como de costumbre, su pregunta no obtuvo respuesta alguna, por lo que tuvo que moverse hacia el comedor para ver el reloj. Tenía tiempo suficiente para terminar sus quehaceres.
Volvió al comedor, se sentó en el sillón, y prosiguió su tarea de costura.
De pronto un ruido particular llamo su atención. Un crujido constante perturbaba su  paz y concentración. Intento ignorarlo, pero la curiosidad pudo con ella. Divisó el lugar de la casa de donde provenía aquel insoportable sonido y se dirigió allí a paso firme.
Al llegar a la puerta titubeo, no se animaba a entrar. Inclinó su cabeza, y observó la habitación por la perilla. Soltó un grito ahogado y se alejó bruscamente de la puerta. 
Sus abuelos acudieron en un abrir y cerrar de ojos al sollozante grito de su nieta, Isabel.
La muchacha no podía hablar ni escuchar, estaba completamente impactada. En ese preciso instante se levantó tambaleándose y corrió hacia su habitación.
Esa noche, 15 de Julio de 1976, fue decisiva en la vida de Isabel. Al día siguiente los Sres. Trunnter, abuelos de la muchacha, acudieron a mí. Vinieron a comentarme  que Isabel no dormía, ni comía, ni salía de su casa. La abuela de Isabel, contó en la sesión que los papas de su nieta se habían ido a un campamento que organizaba un grupo de personas en la que ellos militaban y que entre ayer y hoy regresarían.
Cuando logre ganarme su confianza, comencé a tener sesiones con Isabel dentro de su habitación. No hablaba, simplemente dibujaba cosas extrañas, como por ejemplo: Libros, cigarros encendidos, hombres en uniforme, un príncipe, entre otras cosas. Jamás vi una chica tan enajenada.
Luego de ya casi dos semanas de análisis, empecé a intentar por diferentes medios deducir lo que le había sucedido esa noche. Pero cada vez que quería hablar del tema con ella enloquecía, lloraba y hasta a veces se desmayaba. Analizarla más por sus dibujos me pareció una buena idea. Eran siempre los cigarrillos encendidos, los hombres de uniforme y el príncipe lo que ella tanto dibujaba.
Le pregunté sobre el oficio de sus padres y porque razón no habían vuelto de su campamento hace ya unas dos semanas. No contestó, simplemente dibujo una mujer atada a una biblioteca y un elefante adentro del cuerpo de una boa, por lo cual no pude entender mucho su respuesta a mi pregunta. Me sorprendió mucho el dibujo de la mujer atada a la biblioteca. Qué quiso expresar? Seguí observando y pintó una puerta con cerradura…
-¡MAMA! – exclamó en voz alta la muchacha y corrió velozmente a su habitación.
Esa tarde después de estar semanas tratando de entender las pinturas de Isabel descubrí que el cuento infantil “El Principito” de Saint-Exupéry, quizás tendría algo que ver por el asunto del elefante, la boa y el mismo príncipe que ella tanto dibujaba. A la siguiente sesión le suplique que me conteste una sola pregunta.
-¿Has leído el Principito Isabel?- Asintió y levanto la cabeza para mirarme. Sus ojos tenian una luz diferente
- A mi tambien me gusta mucho- exclame con seriedad
Sin embargo, dibujo que no estaba en su biblioteca. Intente nuevamente preguntarle por sus padres y no tuve respuesta alguna.
Al día siguiente, la Sra. Trunner llamó a una mujer que se había ido de campamento con los padres de Isabel para preguntarle que día volverían.
-Buenas tardes, soy la madre de Sofría Trunner. Me gustaría saber cuándo regresarán a Buenos Aires…
-Señora volvimos de ese viaje hace ya dos semanas- le dijo la mujer despreocupada
Se quedó muda, no sabía que pensar ni que decir. Comenzó a buscar en hospitales, comisarias entre otras y no encontró absolutamente nada sobre su hija y el padre de Isabel.
La noche se acercó y ya no sabía más que pensar sobre el caso de esta señorita. Me pasaba día y noche tirado en la cama tratando de sacar alguna conclusión ´¿Qué había visto por la cerradura? ¿Porqué los padres no regresaron? Los dibujos, “El Principito” y la mujer atada a la biblioteca, tenían algo que ver? Miles de preguntas pasaban por mi cabeza y no conseguí obtener respuestas.
 Las agujas del reloj tocaron las doce de la noche del 19 de Junio de 1977. Me levanté a prepararme un té y en la cocina escuché ese mismo crujido que había descrito perfectamente Isabel en la puerta principal. Me acerque a la puerta, mire por la cerradura y pude identificar claramente esos hombres de uniforme tratando de ingresar a mi casa. Me asuste, tomé de mi biblioteca tantos libros como pude entre ellos, “El Principito” y antes de escapar un señor alto, gordo y rubio de ojos marrones con uniforme se acerco a mí. Agarró mis libros y en ese instante, mientras veía como los mojaba con alcohol y los prendía fuego con cigarros encendidos logré escapar hasta la mañana siguiente…
"El principito trata temas universales como el amor, la amistad, la naturaleza humana y el sentido de la vida. El censurar, prohibir, desaparecer y quemar libros no solo se silencia a los autores, si no que se pretende destruir identidades, conocimientos y saberes. Borrar memorias. Borrar recuerdos" Dr. Froken (Julio 1958- Junio 1977)


Alejo Pérgola

La muerte culpable

Todo esto sucedió en Sestri Levanti , una pequeña región ubicada en las costas meridionales del Golfo de Tiguillo .La familia Sabatino vivía en una pequeña casa cerca de la costa. Gian Carlo era pescador, por lo que no pasaba mucho tiempo con su familia. Él y la señora Sabatino tenían dos hijos: Anabella, una inquieta y curiosa niña de diez años; y Luca, de tres. Su madre trabajaba casi todo el día para mantenerlos, así que Anabella debía cuidar a su hermanito la mayoría de las tardes, cosa que la fastidiaba mucho ya que debía prestarle toda su atención.
Era una tarde muy lluviosa cuando Anabella cometió una más de sus travesuras. Al llegar la madre, cansada de su trabajo, encontró a su hijo menor llorando desconsoladamente en el piso, con la mano llena de sangre y un cuchillo tirado junto a él. Luego de socorrerlo, y muy furiosa, llegó Anabella.
Ella se había marchado luego del colegio a la biblioteca, donde siempre recogía una obra diferente de Dante Alighieri. En el momento que atraviesa la puerta de la casa, su madre pegó un grito muy enojada. “¿Cómo vas a dejar a tu hermano solo?” le preguntó con un alto grado de furia, “¿A vos te parece que con tres años se puede cuidar solo?, ¡mirá lo que hizo!”. Ana partió en llanto y salió corriendo hacia el bosque con el libro que había tomado bajo su brazo. Al verla desaparecer entre los árboles, su madre cerró la puerta de un golpe.
Luego de correr varios minutos, con su vista tapada por las lágrimas, se sentó debajo de un manzano al que siempre acudía cuando estaba triste o necesitaba estar sola. Quiso seguir leyendo para despejarse, pero la imagen de su madre gritándole y su hermano llorando no salían de su cabeza.  Sabía que había estado mal, pero también, que ella no podía hacerse cargo de su hermano como si fuera su madre, cosa que pasaba siempre.
Luego de pasar tres horas, empezó a oscurecer y Anabella, negada a volver a su casa, comenzó a tener hambre. Miró para arriba y vio en el árbol una enorme manzana, la única que había. Pero, ¿cómo la alcanzo? Pensó. Recordó que en el camino hacia el árbol había visto una gran escalera de madera, medio podrida, que le podía servir. Entonces regresó sobre sus pasos, la tomó y se dirigió hacia el árbol. La colocó contra éste y empezó a subir. Pero cuando estaba por agarrar la manzana, la débil escalera se partió y Anabella cayó de espaldas. Fue tan fuerte el impacto contra el suelo que se partió el cráneo y murió en el acto. Esparciéndose así un enorme charco de sangre oscura.
Su madre no se había preocupado, ya que Anabella solía refugiarse allí cuando lo necesitaba. Pero cuando se hicieron las ocho de la noche la fue a buscar al bosque. Cuando llegó al manzano ya estaba muy oscuro y, al prender su linterna, lo primero que vio fue el cadáver de su hija, junto al libro. Intentó hablarle, pero la niña estaba definitivamente muerta. Volvió a su casa llorando desconsoladamente, con el corazón lleno de dolor y angustia.

El señor Sabatino regreso de su largo trabajo un mes después. Pero se encontró con una situación que no era la que esperaba. Su esposa estaba colgada en la cocina, ahorcada por una soga. Le había dejado una nota explicando el motivo de su suicidio: una fuerte depresión por la muerte de su hija.  Había dejado al pequeño Luca en la casa de sus abuelos, quienes realmente cuidarían de él.

jueves, 14 de mayo de 2015

Tobias Casazza- La Magia de la Vida




La Magia de la Vida

    Hola, me llamo Edgar Dewin y soy un mago. Hay mucha gente que no me cree, otros me tienen envidia por ello, están también los que lo aceptan pero no entienden como pude llegar a hacer las maravillas que hago, los que simplemente disfrutan de lo que les puedo ofrecer, los que toman el punto en el que me encuentro como una meta en su vida, los que me creen un estúpido, los que me halagan y los que piensan que podría haber progresado mas en mi vida si hubiera optado por dedicarme a otra cosa. La verdad que no me arrepiento de tener magia, porque nací con los dones necesarios para tenerla, hago lo que mejor se hacer y no me arrepiento de ninguna de las decisiones que tome en mi vida.
   He conocido también a otros magos, la verdad es  que todas las personas  nacemos pudiendo tener magia, pero la mayoría de la gente no se da cuenta que es posible o en otros casos la vida los enceguece con toda la maldad y tristeza  que la misma puede ocasionar.
   Estas maravillas con las que nací y he practicado toda mi vida se las debo a mis padres, ellos nunca llegaron a ser magos, es algo que quisieron hacer toda su vida pero nunca se lo propusieron, por lo tanto yo no solo aprendí de mis errores, sino también de los suyos.  Mi padre de mas joven fue una persona trabajadora y tenia muchos sueños por cumplir, pero no llego a tener magia. Tras varios tropiezos  que tuvo en su vida, mucha gente dejo de creer en él y eso influyo en su ego y autoestima. Después de bastantes caídas decidió no volver a levantarse, fue mucho más cómodo para él quedarse tirado en un lugar en el que no tendría que  tomar riesgos, ni metas que alcanzar. Su frustración lo llevo a ser un hombre que no se permitió volver a soñar.
   A mi madre por otro lado no le importaba lo que pensaban las personas por las que no sentía afecto alguno y con las personas que queria era sumamente cariñosa y sensible. Tuvo muchas más oportunidades que mi padre, pero él, luego de sus frustraciones y desilusiones,  reflejo muchas de sus falencias en ella. Es muy difícil estar bien con las personas si no estás primero bien con vos mismo. Eso la afecto con el tiempo por lo que se convirtió en la misma clase de persona que mi padre.
   Uno de mis mayores dones es la perseverancia, nunca he tomado un tropiezo como si fuera una caída, siempre aprendí mucho de cada error que cometí  y tampoco me sentí mal por ellos, porque son parte de la vida y sin ellos no hubiera sabido que era lo que tenía que cambiar para ser el mago que soy.
   Otro don es la seguridad que fui obteniendo sobre mí mismo, me acepte y en base a eso fui mejorando mis virtudes  y dejando de lado mis falencias. Esto hizo que los pensamientos negativos ajenos sobre mí me sean irrelevantes. A pesar de que mucha gente me critico y se burlo de mi, confiaba en  que si yo tendría algo para cambiar y seguir mejorando, me daría cuenta.
   Mi objetivo no era ser una persona perfecta, mi objetivo era ser feliz. Considero que mi mayor virtud es el don de permitirme soñar y ponerme grandes objetivos, no los cumplí todos, a decir verdad solo unos pocos, pero absolutamente en todos los caminos que tome, estando atento y con la mente abierta, fui encontrando nuevos sueños y objetivos que antes no había visto. “Cuando Dios te cierra una puerta te abre otra” decía mi madre.
   Otro don que fui desarrollando fue el optimismo. En los finales de los caminos que tome casi nunca me encontré con lo que esperaba, pero me fui dando cuenta de que en los trayectos aprendí muchas cosas que me serian útiles en un futuro.
   En el día de hoy tengo una esposa a la que amo, no es una mujer perfecta, pero es la persona que siempre soñé tener a mi lado, con sus virtudes y defectos, dos hijos maravillosos, a los que escuche, aconseje y acompañe siempre, un trabajo que no es muy especial, pero es el que yo elegí y los amigos que yo decidí tener,  con los que puedo confiar y divertirme siempre.
   No soy rico, tampoco el más inteligente, ni el más apuesto, pero tengo la mejor magia que se puede tener, una magia que me hace sentir bien a mí y a las personas que quiero, la felicidad.

   

El Pescador de Sueños - Alejandra Figoli


Seis de la mañana indicaba el gran reloj en la pared. Yo, un pescador  de sueños, irónicamente no podía dormir, me tenía desvelado un nuevo mundo que había encontrado por casualidad.
Anteriormente, pasaba mis días de casa en casa buscando sueños, deseos o momentos de alegría, de ellos me alimentaba, por ellos yo seguía con vida, pero para mí, esas vidas monótonas y rutinarias no eran más que una laguna, un estanque en el que permanecía atorado sin conocer nada mejor. En la vida de esas personas no había ni aventura ni emoción, ni pasión ni sueños, solo trabajo, estudio y estrés.
Estaba harto de guardar recuerdos que no eran míos, de apropiarme de momentos que no había experimentado, de desear que ellos vivieran mas sus vidas para yo poder disfrutarlas.
Hace unos días que todo eso cambio. Encontré sin estar buscando, un océano. Pasaba mis noches enteras pescando en él; en mares de palabras con olas llenas de experiencias que me golpeaban con fuerza y yo me empapaba en ellas, no podía detenerme hasta el alba, cuando agotado volvía a mi rincón y reposaba.
Había tenido varios hogares durante toda mi eternidad, cuevas húmedas, nubes suaves, puentes melancólicos. En este último me encontraba cuando tuve que cambiar mi residencia. Una joven, a paso lento y sin más esperanza en su rostro, se había lanzado desde allí y donde una tragedia sucede no puede haber sueños, deseos o momentos de alegría. Fui a parar a un pequeño edificio, lleno de unos raros estuches de cuero, de cartón o incluso de plástico que albergaban papeles dentro, y en ellos había palabras, muchas palabras, que conformaban una historia, un pequeño río en el que me podía zambullir, y todos esos estuches juntos iban como ríos paralelos que desembocaban en el océano en el que me pasaba noches y noches  pescando como un loco. Parece que contradigo lo que en un comienzo narraba, pero no: todas esas historias no las había vivido yo, es cierto, pero eran parte de mí, me hacían sentir que formaba parte de la historia, que allí es donde por fin pertenecía.
Los días pasaban y cada vez los libros eran menos, el mundo que había creado a mí alrededor se desmoronaba y no podía hacer nada para evitarlo. Sin nada que ocupara mi interés veía desde mi rincón como los hombres entraban sacaban un estuche y se lo llevaban, días después lo devolvían. Pero algo llamó mi atención. Algunas personas dejaban estuches que no pertenecían aquí. Eso significaba tal vez… ¿Qué había más estuches que descubrir? ¿Dónde los fabricaban?

Me decidí por fin  dejar el edificio en busca de nuevas historias.  Muchas veces encontraba que mis pequeños ríos se repetían, lo cual me decepcionaba, pero no los rechazaba, volvía a navegar en ellos porque una vez que volvía a posar mis manos en ellos la magia volvía a surgir y nuevamente formaba parte de una historia, la corriente ya no era tan fuerte como antes, pero al final siempre terminaba siendo un gran viaje. En mi eterna búsqueda encontré nuevos estuches, pero siempre llegaban a su fin, y nunca parecían ser suficientes. Me sentía nuevamente como un intruso, y pensé en aquella mujer que perturbó mi antiguo hogar. Capaz ella también se sentía una intrusa en esta vida, capaz mientras yo vivía de sueños, deseos y momentos de alegría ajenos ella no tenía ninguno.